Además de James Bond y sus aliados, hay dos estrellas que acaparan todo el protagonismo en Sin tiempo para morir: el Defender 110 y el Range Rover Sport SVR. Destaca especialmente su papel en una escena, rodada en Noruega, bajo la supervisión de Chris Corbould, supervisor de efectos especiales y ganador de un Oscar®, y el coordinador de acrobacias Lee Morrison.
En esta localización se desarrolla una persecución todoterreno en la que varios Defender y Range Rover Sport SVR lo dan todo: saltan, cruzan ríos, bajan por colinas escarpadas a toda velocidad… De hecho, los Defender llegan a atravesar ríos de 1,5 metros de profundidad a velocidades de hasta 96,5 km/h. Para rodar esta escena, los Range Rover Sport SVR fueron equipados con una suspensión especialmente calibrada para ofrecer una mejor capacidad de respuesta y un mayor control de la carrocería. Y es que es tal el grado de realismo que se quería conseguir en las escenas, que no se utilizó CGI (imágenes generadas por ordenador) para ninguna secuencia de acción. Todo lo que se ve en pantalla lo hicieron realmente los Land Rover. Una actuación de 10.